Dentro de este cuerpo se encuentra:
Un cerebro que sabe recordarme aquellas frases crueles que alguna vez mencionaste
pero que las olvida y las reemplaza con palabras sedantes que solo tú sabes decir.
Un corazón que se acelera cuando quiero hablarte,
que se acelera cuando quiero saber de ti y recopilar retazos de información
que en días tendré que guardar como reserva para no desesperar.
Unos ojos que presurosos esperan ver un mensaje o una llamada,
cada que las letras se forman para formar el tan anhelado "estoy bien, gracias por preguntar"
y el utópico "te quiero" del que mantengo unas esperanzas idiotas.
Oídos que son capaces de transformar aquellos sonidos que me recuerdan infinidad de momentos
y los trasladan a lugares en los que se que estoy sola.
Que me traen la melodía agridulce de tu voz a mi cabeza
y confunden tu presencia doliente con la de otras personas.
Unas piernas que tiemblan en aquellos lugares que te vi pasar,
que recorren distancias y hacen más pesado caminar en cuanto mi cerebro quiera recordarte.
Un complejo que forma un cuerpo que puede seguir queriéndote aunque cada una de sus parte agonice por ello.
Te quiero, nunca te vayas.
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