Secretos.

Tengo un secreto.
Algo que oculto bien, que tengo en una caja que albergo en el rincón más oscuro y recóndito de esta selva, a veces tan llana como una pradera, a veces tan espinosa como un campo de rosas que es mi mente. Que está conmigo desde que abro hasta que cierro los ojos en la mañana y en la fría madrugada, que protejo con el mismo frágil cristal del que estoy hecha, que cuido con métodos para si quiera olvidarme de el unos minutos mientras contacto con personas, en internet o me sumerjo en mis estudios. Que trato de mantener a salvo de ser expuesto, porque en el momento que una palabra, una persona o un día en que el hartazgo de seguir intercambiando mis moléculas con las del mundo sea más grande que mis ganas de seguir sonriendo y diciendo "buenos días", se va a saber que todo sigue igual, que sigo igual de rota, que todo lo que he tratado de lograr a pasos pequeños con mis manos se me escapa como una estela sin tener un motivo especial. Que todos los días son una batalla y que no existe un día en el que no quiera amanecer porque estoy agotada, mentalmente agotada, y mis lágrimas ya no pueden llevarse el desaliento y el desespero que se siente estar tan dominada por estos sentimientos que por más que lucho no se quieren salir de mi cabeza, que el vacío es tan grande que no basta llorar para dejarlo ir, no basta lastimar mi piel ni mi cuerpo ni basta escribir diez mil textos para paliar esta sensación de crudo y frío vacío. Que encontrar el amor es una tortura porque siempre que trato de abrir mi corazón a alguien resulto con más heridas de las que tengo y puedo salvar dentro mío, que estoy despiadadamente sola, porque por más que me rodee de personas me siento sola, absorta y sumergida en mis estúpidos pensamientos que me persiguen todos los días y simplemente no puedo calmar, no los puedo dejar pasar, no los puedo desplazar, ni correr, ni mover, ni puedo hablar mucho de ellos, tampoco puedo hablar poco de los mismos. Que veo cómo pasan los días y las personas hablan entre sí, establecen lazos, salen a divertirse y yo no lo puedo hacer, y cuando finalmente logré algo estas personas están lejos, tan lejos como para no poder solicitar el abrazo que tanto necesito en estos momentos donde la noche es oscura y pesada y me abraza en su frío que no ayuda a hacerme sentir humana, a hacerme sentir mejor. 
Que escucho los relojes correr y deshacerse entre mis manos y siento cómo el tiempo transcurre y no soy nada, ni nadie, ni mucho ni poco. Asincrónica, solitaria, vacía, desastrosa, sin pertenecer, sin nada. 
imagen de: http://theordinaryyoungman.tumblr.com/