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cincel

 ¿Podré soportar esto?

Sin saberlo me topé con un muro gigante y un cincel en la mano, no sé si utilizarlo porque me da miedo lo que pueda encontrar del otro lado.
Temo encontrar el sufrimiento que trato de tapar constantemente, de abrir el placard y que toda la basura me caiga encima.

Temo que lo que reprimo me destruya, que se lleve consigo lo que me queda de alma, aunque en este punto no estoy segura si ese resto de mí está escondido entre todo el desorden.

¿Qué pasará si busco, si revuelvo, y no puedo encontrar mi alma de vuelta? ¿Si estoy luchando una batalla que hace tiempo finalizó? ¿Si el aliciente de que no es que esté vacía, sino desordenada, que últimamente me llevó a encontrar una motivación de indagar, en realidad es solo una mera ilusión, una estela de lo que alguna vez fue y se esfumó?

Quiero romper el muro, quiero sentirme tranquila, hacer que mis días en el mundo no sean una tortura la mayor parte del tiempo, encontrar el origen del sofocante agujero negro en mi interior que hace años me atormenta, del deseo animal de destruir mi cuerpo que no soporto y hacerlo trizas porque me da asco pensar que es una carcaza de nada, porque nada soy y nada tengo que brindar.

Quiero que no me duela sonreír, que las carcajadas no sean empañadas por este sentimiento, donde solo el cielo porteño de tantas madrugadas sabe los litros de lágrimas que le he llorado tratando de entenderlo, de sobrellevarlo, de hacerlo parte de mí, de herirlo, de alcoholizarlo, de quemarlo, cortarlo, fumarlo, llevármelo a la tumba, rogándole a la luna, a alguna estrella, a cualquier entidad arriba que me escuche o que me salve de mí misma. Solo el cielo nocturno sabe cuántas ganas he tenido de ya no existir más y de dejar de sufrir el daño colateral de la ignorancia y la falta de sensibilidad ajena. De cargar con los daños de una injusticia, de haber servido de lienzo para que los demás aboquen sus frustraciones y tener que cargar con la culpa de las mismas, de sufrir y no poder emitir sonido porque los demás lo escuchan como un aullido de víctima y no como un grito de auxilio.

Quiero que me sea suficiente el amor que me brindan los demás, que no sea un parásito demandante de atención que busca en otros llenarse a sí misma, quiero que conmigo alcance para no buscar tampoco la atención en el otro. Así como también quiero aprender a confiar y a entender que no todo el contacto es para hacerme daño, que puedo ser consciente de que quien me quiere no va a lastimarme, o aunque sea que voy a entender sus sentimientos y los míos cuando el daño ya está hecho.

Quiero todo esto y solo tengo un cincel por ahora, Si hay algo de mí que quiere sobrevivir, que dé el primer golpe.

no tiene fecha.



Me estoy rompiendo por dentro y no puedo evitarlo.
No puedo dejar de sentir mi corazón palpitar anormalmente, mientras con la mirada amorosa que siempre me doy me trago todos los puñales y los guardo dentro.
¿Hasta cuándo pensaré guardarlos sin vomitar?
¿Hasta cuándo mis pies van a quedarse quietos y no van a correr donde no quiero correr?
Me derrito. mi cordura y mi prudencia se van esfumando cada que me enfrento con mi mente, cada que viajo de escenario en escenario que no hubiera deseado ver.
Me trato como estúpida, me quiero intentar hacer ciega y pretender que el dolor que siento no existe, pretendo subsanar la angustia impregnándola en deseos, en pretensiones que sé que no ocurrirán, en monosilábicas citas que terminan en besos con sabor a nada. En la monotonía del relacionamiento casual. Cómo estoy de harta de preguntar por vidas de las que no me interesa saber.
¿Acaso nadie puede leerme? ¿Acaso no puedo ofrecer nada? ¿De verdad soy tan terrible y tan insoportable que no puedo merecer un poco de ese amor?
De nuevo, en los mismos círculos que ayer, que hoy, que siempre. En los mismos hábitos y en las mismas formas de querer evitar que lo que tengo adentro explote. De nuevo conteniéndome de la furia, de gritar, de romperme por dentro y volverme un motivo de preocupación como si no fuese suficiente molestia tener que escucharme por cinco minutos al día.
De nuevo, vuelvo a hundirme en canciones que no terminan, que me transportan al vacío. Al irrenunciable vacío donde voy a dar siempre, de donde ni yo misma me voy a poder sacar.
Una pastilla, ¿dos? ¿tres? ¿alcohol? ¿me termino de amigar con los viejos hábitos? ¿será que otro joint me va a sacar la amargura o la va a esconder mientras me pregunto por qué se escuchan más lindas las voces? ¿Una pastilla? ¿dos? ¿tres? ¿esta vez voy a poder aguantar las lágrimas? ¿esta vez voy a poder seguir pretendiendo que nada importa?
¿011-15 me van a poder ayudar esta vez?

Cute Bow Tie Hearts Blinking Pink Pointer